domingo, 26 de agosto de 2012

El Hospital.

Cuando me internaron el hospital, fueron las tres noches más escalofriantes de mi vida. Y lo peor fue cuando, en la primera noche, la enfermera (que en opinión estaba algo torcida) me contó que la última persona que había estado en mi habitación había sido una niña que tocaba el violín con infinito talento, pero murió por un problema de sangre. La primera noche tuve dificultades para dormir, la habitación era iluminada por la luz de la ciudad, había silencio y me aterraba pensar que en la habitación de al lado alguien podía estar muriéndose. Me tapé con la sábana y traté de dormir de todas las maneras posibles.

A la mañana siguiente el doctor hizo su visita, me dieron mis medicinas, y cuando la enfermera vino, me volvió a contar cosas. Me dijo que por la noche había escuchado que alguien se reía en mi habitación. Se me helo la sangre, yo había escuchado una risa también y el doctor me dijo que no había niños en aquel piso. En la segunda noche, escuché pasos en el pasadizo, aguanté la respiración, se me helaron las manos. Escuché una risa de nuevo, y luego alguien tocó mi puerta. ¡Váyase! Dije con voz temblorosa porque pensaba que la enfermera estaba tomándome el pelo. Siguieron tocando la puerta con insistencia y me asuste tanto que me puse a llorar del miedo. A la mañana siguiente el doctor me dijo que mi enfermera se había ido de viaje la noche anterior, y eso me asustó más. Me dijo que no me asustara y en la tercera noche, uno de los estantes en mi habitación se cayó solo, y comenzaron a tocar la puerta de nuevo. Cuando vi a la ventana, no se si fui yo… o fue en serio, pero visualicé a una niña de vestido azul que me miró con tristeza y vi un violín en sus pequeños brazos. Grité. Vinieron a mi habitación el doctor y tres enfermeras y creyeron que estaba algo loca. Me tranquilizaron y caí dormida a los 10 minutos.

A la mañana siguiente me dieron de alta, y cuando me iba del hospital vi en la habitación de al lado de la mía, una niña tocando el violín que maravillaba a mi extraña ex enfermera. Me puse pálida y no dije ni una palabra. Hasta hoy.

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